Medellín, 28
de enero
LO INTENTARÉ
Eran
las doce y cuarenta y cinco, el calor estaba sobre las cabezas, las camisas
sudadas, los maquillajes algo corridos y los jóvenes aburridos y algo gritones.
“Jóvenes,
muchachos, ¿Quién es el representante del grupo? ¿Quién es?, necesito que me
anote a todos los que están parados de inmediato” y se escucha una voz de uno
de los jóvenes que grita; ¡Ortiz, Ortiz!
Y
el maestro: es Ortiz el responsable” y
todos se sentaron. Pareciera que las consecuencias que traía consigo el
estar anotado (a) en aquella lista eran
nefastas. Y así, escuchando aquellas palabras empecé mi flamante día aquel 28 de enero.
Los
participios son algunas terminaciones de los verbos ejemplo:
( ado ido y so to
cho ), esta es la lección del día, y se les antepone siempre una (h), ejemplo:
(han y ha) para así realizar la correcta pronunciación, terminó diciendo el
maestro.
Todo
esto me pone a pensar en: ¿Cómo va a ser mi manera de enseñar? ¿Cómo voy a
hacer para que los estudiantes entiendan lo que les digo? Y así sucesivamente
todos mis pensamientos se mezclaban y trataban de recordar algún modelo
pedagógico enseñado por mis diferentes profes,
para adoptarlo, o en su defecto
para contradecir, complementar o
aplaudir el de aquel maestro en este día.
Y
de repente dice el maestro: “escriban los siguientes ejercicios para que
realicemos la lluvia de ideas” y grita una voz; “profe me robaron el
liquipeiper” y agudicé mis sentidos para
con todos tratar de comprender lo que el maestro realizaría ante aquel hecho
denunciado por uno de sus estudiantes. Y dice el maestro esperemos a ver. Y oh
sorpresa.
Tocan
el timbre, y el liquipeiper aparece. El sólo hecho de haberlo hecho público
incitó a los estudiantes involucrados en el hecho a entregar el material que
sólo era para borrar o tachar la letra h
del cuaderno que anteriormente su
dueño había copiado erróneamente en la
realización del ejercicio.
Y
sin más preámbulo llego la lluvia, la
lluvia de ideas la cual consistía en salir al frente y
realizar un ejercicio y decir por qué debía tener (h, ado, ido, so, to, cho) acto por cierto estaba
acompañado de una chifla o un ¡uuuuuuuyyyy si sabe!, del grupo de estudiantes.
Actos que el maestro reprobaba y sin embargo los estudiantes llevaban a cabo
fácilmente como cuando hay mucha hambre en la calle y la comida abunda en los
basureros.
Al
terminar la lluvia de ideas la actividad a seguir era traer algunos ejercicios
hechos de la casa. Y hay terminó mi observación.
Creo que ese día después de
observar y salir a conversar con la
bibliotecaria, mis sentidos buscaron descanso o eso pensé. Pues en algunos
estudiantes durante el desarrollo de la clase, se notaba el desespero por salir
a otro espacio y de repente consideré lo
divertido que sería una clase en la biblioteca y al salir me dirigí a aquel desolado lugar.
Me
parecía inhóspito que las aulas estuviesen llenas y que reinara junto con la
lección, el insoportable calor, mientras que la biblioteca, se hallaba atormentada
por el silencio y la soledad, pero ¿A qué obedece este hecho? Allí hay sin igual número de libros que dicen en
suma lo que hay que enseñar por grados y cómo hay que enseñarlo.
Pero
inmediatamente recordé que el maestro me había hablado de un libro llamado
recréate o recrear algo así y que de allí era de donde él sacaba muchas
actividades para enriquecer su práctica docente. Y que era posible que sólo los
estudiantes concibiesen ese espacio como aburrido por la gran cantidad de
textos informativos que no permiten de cierta manera un mejor abordaje de la
lectura como práctica sociocultural, y que en consecuencia, generan o
construyen una cultura de “para qué leer textos aburridos” y aun así organicé mis
ideas de la siguiente manera:
Hay
libros que tienen el estándar ya listo,
al igual que la competencia, las
actividades, los temas, y así sucesivamente podría quedarme contando todo lo
que tiene ya listo aquellos libros. Pero la duda que me surge es: ¿Qué es lo
que el maestro debe hacer en la clase entonces si ya todo está en el libro?
¿Dónde queda su investigación? Sabemos que el currículo oculto del maestro y su
libertad de cátedra son sólo una mínima invención dentro del sistema gigantesco
de invenciones que promulgan las leyes que rigen el ejercicio docente y los
diferentes espacios educativos. Sabemos que la mayoría de los chicos de hoy no
quieren leer libros a la antigua, en consecuencia; es de entenderse que hay que
innovar en las prácticas de lectura y
escritura, en las maneras de realizar el ejercicio docente y sobre todo en la
manera de concebir y entender al estudiante de hoy.
Y después de tantos
razonamientos y pensamientos extraños y contradictorios, se me ocurrió realizar
una visita dinámica a la biblioteca. No sé si sea posible, no sé si sea lo mejor para los
estudiantes, sólo sé que lo intentaré de la mejor manera posible, tal como
intenta el ratón en una caja de arena, esconderse del gato.
Vanessa
Ch.
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